Esta es una de las producciones más fantásticas que he tenido la oportunidad de ver
Frankenstein de 1931 se ha convertido en un gran clásico de la cinematografía, por eso te dejamos nuestra reseña aquí.
Tal vez suene bastante pretenciosa al decir que al ver Frankenstein del director James Whale de 1931 me sentía viendo uno de los mayores clásicos de la cinematografía, y es que aunque algunos dobles eran literalmente muñecos, y el maquillaje era aún excesivo porque realmente llevaban menos de 15 años haciendo películas sonoras, en verdad vi una de las cintas más cuidadas en lo que llevo de existencia.
La primera escena de Frankenstein nos lleva a un panteón, en donde dos personas esperan ansiosamente que todo el mundo se vaya para poder desenterrar un cadáver. Estos dos sujetos son nada más y nada menos que el joven doctor Henry Frankenstein y su siempre fiel asistente Fritz. El objetivo es claro, es conocido por todos, aún así me imagino a la audiencia que se sentó por primera vez a ver esta escena, en un cine, luego de escuchar a un hombre decir «decidimos colocar una advertencia porque lo que están por ver puede ser perturbador». Me lo imagino casi de la misma forma en que sueño con haber sido parte de aquel público que vio a un tren llegar a una estación, en ese primer teatro, en esa primera obra cinematográfica, y simplemente me hace suspirar.

Reseña: Frankenstein de 1931
Esta producción fue protagonizada por Colin Clive, a quien en 1935 lo vimos regresar con una película ya tipo B llamada La Novia de Frankenstein, además de formar parte de filmes como Las Manos de Orlac y La Vida de Montecarlo, y que dejara por completo la actuación en 1937, sólo unos 6 años después de Frankenstein.
Así como en la obra de Mary Shelley (escritora de Frankenstein) en esta película hay una inocencia que no se rompe con nada, ni cuando Fritz entra a la Universidad a buscar un cerebro para el cuerpo que robaron y se encuentra con dos frascos, uno que dice «cerebro normal», otro que dice «cerebro de un delincuente», y obviamente, como puedes adivinar con tan solo leerlo toma el del delincuente.
Tampoco se rompe cuando Frankenstein juega con una niña que termina ahogada, ni cuando Fritz muere por maltratarlo. Estamos literalmente ante una producción que te hace recordar tu infancia, cuando tus papás te dejaban ver canal 5 y descubrir todo lo que se había hecho mucho antes de tu nacimiento.

Frankenstein de 1931, lee nuestra reseña
No me considero una gran crítica de cine, de hecho creo que el 99% de las películas me gustan, pero por ello recurro a uno que sí lo es, Fernando Morales del Diario El País, quien escribió de Frankenstein: «Sin duda, una de las obras maestras del género y, por extensión, de la historia del cine. Terror, horror y melodrama se funden en esta maravillosa cinta que conserva el encanto de los filme en blanco y negro. Una joya». Durante 71 minutos podemos observar todos los sentimientos de la humanidad, el orgullo, el amor, el odio, los celos, el poder, y hoy creo que eso es justamente lo que hace a una obra maestra, la similitud con la vida real, aunque estemos hablando de cualquier cosa.
Pero la belleza de Frankenstein no es únicamente visual, lo que ocurrió detrás de cámaras y después de su estreno también forma parte de la historia que debemos conocer del cine. Para empezar el atuendo que usaba Boris Karloff cada día de rodaje pesaba aproximadamente 20 kilos, sus zapatos otros 6 y el maquillaje se hacía durante 4 horas, y de hecho está patentado, hasta el 2026 por Universal Pictures.

Frankenstein de 1931 fue la más vista del año
La producción fue la más vista en 1931, ¡toma eso Avengers: End Game!, y ganó aproximadamente 12 millones de dólares, siendo la triunfadora porque únicamente costó 262 mil. Se proyectó en los cines de todo Estados Unidos, excepto en el buen estado de Kansas, en donde consideraron que tenía mucha crueldad y existía un gran debate de moralidad.
Aunque Frankenstein no fue considerada una película de terror porque el género no existió hasta 1934, fue la primera que utilizó sonidos para generar el suspenso, uno de ellos el conocido como efecto Castle Thunder, que es un rayo con luces y que ahora vemos en cualquier escena lluviosa, pero que anteriormente era difícil de lograr.
El último «fun fact» que les voy a dejar del filme que también contó con la participación de Mae Clarke, John Boles, Edward Van Sloan, Federick Kerr, Dwight Free y Lionel Belmore, es que el actor que daba vida al monstruo, Boris Karloff también se convirtió en el doctor Victor Frankenstein en el remake hollywoodense de 1958 llamada Frankenstein 1970; en esa ocasión su papel de 1931 lo hizo Mike Lane, que dicho sea de paso participó en Monster Squad una serie de los setentas como Frank N. Stein al lado de Henry Polic II que era Drácula, y a quien escuchábamos en la serie de Batman como El Espantapájaros.
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