No es secreto que durante mi vida la pasé de lugar en lugar, de barrio en barrio y de escuela en escuela. Pero existieron dos poblaciones que marcaron mi ser por el origen de mis padres, esas eran Tapachula y San Cristóbal de las Casas, en la última me enamoré por primera vez, entonces fue un plus.
En esos lugares, que hoy ya se saben más cercanos, se veían otros contenidos, cosas que en las grandes ciudades no, como un mago que divertía a niños y grandes llamado Chong-Tall, que era transmitido desde Tabasco, y que veíamos sin conocernos, -ni saber que un día nos conectaríamos por Zoom a hablar de una serie de Netflix-, Ingrid Aguila y yo.
“Sí, para mí fue ver al Mago Chong-Tall”, me dice bromeando sobre cómo fue que decidió ser actriz, hoy la protagonista de Los Reyes de Oriente. “La culpable de que a mí me gustara el arte fue mi mamá, y no por una cuestión de que a ella realmente le encantara el arte, sino que yo era niña muy introvertida, a diferencia de mi hermano mayor, súper seguro de sí mismo, a parte divino, con sus ojos hermosos, y sus chinos, él se movía con esa fluidez en el mundo y yo no, por eso mi mamá comenzó a preocuparse y me metió a clases de danza, y de todo lo que se pudiera, para que perdiera ese miedo a la vida”.
Claramente lo que comenzó como un juego llevó a Ingrid a probar la danza, que le dio grandes herramientas para hacer arte a través de su cuerpo, aunque su camino sería aún más largo al vivir en un paraíso… o lo que es lo mismo, la comunidad Paraíso, Tabasco de unos 70 mil habitantes a 10 horas en auto de la Ciudad de México.
“Empecé a tomar clases de folklore, ese fue mi primer acercamiento, yo vivía en un municipio llamado Paraíso, en ese entonces tenía unos 70 mil habitantes. Las opciones eran muy reducidas. La danza me dio mucho, me salvó poder expresarme desde el cuerpo, me dio muchísima seguridad y entendimiento de mí, de la materia, de la emoción, de la conexión. Empecé a bailar y después mi mamá me metió a ballet, hawaiano y tahitiano, y todo lo que había. Siempre fui muy feliz bailando”, revela Aguila.
Al llegar a la CDMX, el arte verdaderamente la cambió, comenzó a descubrir lo que era la actuación, y aunque comenzó a estudiar comunicación, a la par iba abriéndose oportunidades en CUT, y finalmente a la que sería su gran puerta a la actuación, Casa Azul.
“Ahí conocí a grandes directores como Alejandro Vélez, José Caballero, Carlos Corona, Martín Acosta, y más. Yo entiendo el arte desde el cuerpo, por eso el teatro fue lo primero que me abrazó, me arropó, y empecé a realmente ejecutar, a hacer y a llenarme de lo generoso y gratificante que es tener este contacto y acercamiento con el público. Después fui como integrándome más, a hacer más en televisión, empecé a hacer castings, y un trabajo llamaba a otro y así sucesivamente, hasta Los Reyes de Oriente, que para mí es un gran regalo porque es el proyecto más importante que he hecho en mi carrera y estamos hablando de realmente un trabajo de muchos años”, me explica.

Los Reyes de Oriente, una oda a la familia mexicana
Llegar a un segundo lugar en el top 10 de Netflix no es tarea fácil, pero una vez que te adentras a la serie, te das cuenta por qué se ha convertido en una favorita de la audiencia, y es que narra una historia de amor, entre Malena, una mujer que se convirtió en madre muy joven, y Javo, el mejor amigo de su hijo, Santos, y al mismo tiempo, nos va narrando las malas decisiones que toman estos personajes, luego de una tragedia.
“Efectivamente ayer nos despertamos con la noticia de que estamos en el Top 2 de lo más visto en Netflix, fue una gran noticia para nosotros porque tenemos dos días de estreno, entonces es un resultado fantástico. Me siento sumamente feliz por haber podido habitar a Malena, fue un proceso muy largo para llegar hasta ella, de seis meses de casting, de callbacks, ir y venir para saber si sí o no. Tener la gran oportunidad de estar interpretando un protagónico con este peso y para esta plataforma, es un regalo que me ha dado la vida”, me dice completamente emocionada.
Obviamente le conté que tuve la oportunidad de platicar con Joshua Okamoto y Manuel Villegas sobre este proyecto, y que me contaron que estuvieron sumamente felices de hacerlo en Iztapalapa, una región con casi 2 millones de habitantes, y sobre todo, encantados por dar vida a sus personajes.
“Yo la verdad no había tenido la oportunidad de estar tan cerca de Iztapalapa, no había llegado a su corazón. Creo que el haberla habitado de esta forma durante tres meses, para mí fue muy increíble porque realmente pude ver todos estos colores, todos los matices que tiene, la atmósfera, ver que realmente es un barrio lleno de tradiciones, de cultura, de usos y costumbres, con una atmósfera específica, una esencia”, indica.
Los Reyes de Oriente es también una historia muy familiar, que nos puede tocar fibras a todos, porque finalmente somos así. De hecho, le cuento de mi experiencia fuera del país, al vivir dos años en Canadá, en donde la gente es muy distinta a nosotros en ese sentido, y aunque claro que aman a sus familias, la unión que existe en nosotros es simplemente diferente.
“Creo que es hermoso que México pueda contar sus historias, que seamos portavoz de lo que habitamos, y que se muestre una cultura tan bella. Lo que tiene nuestro proyecto, lo que hizo con mucha inteligencia y sensibilidad, nuestro director José Valle, fue justo retratar la belleza dentro del caos, porque te da un ángulo completo, es como poder observar desde su oscuridad a Iztapalapa, pero también desde su luminosidad, que al final del día son todos estos valores que sí tenemos muy arreglados los mexicanos, el tema de la familia muégano, el tema de la amistad que también se vuelve una hermandad, de la esencia del trabajador, porque sí somos muy trabajadores, estamos muy comprometidos con el trabajo en todos los sentidos, y creo que eso se refleja mucho, se pone en un contexto socioeconómico, en una situación en donde hay pocas posibilidades, pero puedes ver como dos personajes que tienen casi la misma edad, que viven situaciones en donde tienen que tomar decisiones hacia el futuro, son completamente opuestos dentro de un mismo contexto, y eso también sucede, eso también pasa”, revela.
Claro que su personaje, Malena, también tiene mucho qué decir, y es que es parte importante en Los Reyes de Oriente, al vivir la muerte de su propio hijo de manos de su mejor amigo, lo que detona una serie de tragedias que cambian la historia de todos los miembros de una familia extendida.
“Malena es una mujer que se ha encargado de decirle a su hijo que hay otras oportunidades, que se tienen que trabajar, que también existe ese lado bueno, ese lado consciente al momento de elegir, y ella es la prueba de eso, es una mujer que trabaja de sol a sol para su hijo, olvidándose incluso de la mujer que es, de sus sueños, de sus deseos y amores. Creo que es muy bonito poder mostrar esto al mundo y que también pueda ser mostrado con una representación digna, con nuevas narrativas y nuevas formas de contar estas historias, que tal vez ya se han visto, pero que aquí se tocan desde un lugar en donde queremos dejar de lado el cliché. Eso es lo que hace que se vuelva un producto muy nutrido, porque está todo, hay mucho talento alrededor, la fotografía es preciosa, las locaciones son maravillosas, la colaboración con Iztapalapa, las actuaciones, el tono incluso, que a veces es bien difícil de alcanzar, y ahí está”, concluye.
Los Reyes de Oriente también cuenta con la participación de Roberto Sosa y la gran María Rojo, así como Gabriela Ruiz, Elías Toscano y Katia Rigoni, y ya está disponible en Netflix.