José Salof me habla de Valentín Elizalde y La Raya

En Estados Unidos se dieron cuenta que las historias que apuntaban al futuro o a lo místico, algo tenían de cierto, por eso les pusieron Ciencia Ficción, pero en México, acá tenemos otras formas de referirnos a ellas, la más conocida sin duda la del maestro Gabriel García Márquez, el Realismo Mágico, y así es La Raya, una nueva película en la que participa el actor José Salof.

En ella, se cuenta la historia de un grupo de habitantes del pueblo La Raya, un lugar en el que el cariño, la bondad y el dinero juegan un papel importantísimo, hasta que un día, dos niños encuentran un refrigerador en el que se puede ver reflejado los deseos que todos ocultan.

Originario de Chilpancingo, Guerrero, José ya tiene dos proyectos en puerta luego de arrancar su carrera, por un lado un documental ficcionado de mi Gallo de Oro, Valentín Elizalde, y La Raya, de la directora Yolanda Cruz, quien le puso así por los múltiples pueblos en Oaxaca y Guerrero que llevan ese nombre y que deriva de “los rayeros”, habitantes que se encontraban en lo último del territorio nacional.

Para presentarla a medios de comunicación y al público, tendrá varias proyecciones en el Festival de Cine de Morelia, y para hablarme de ella platiqué con José, que pasó 5 semanas en un pequeño poblado de esta zona en México para crearla.

José Salof
José Salof

Filmatronik: ¿Quién es Alfredo, tu personaje en La Raya?

José Salof: Primero que nada, gracias por el espacio, Bere, de verdad, estoy muy emocionado de empezar estas entrevistas, y que sea con Filmatronik, mucho más. Alfredo es un joven que terminó regresando a La Raya después de que fue deportado de Estados Unidos. El añora regresar, y de alguna forma, en lo que eso pasa, tiene que reconectar con sus raíces, con su gente, con lo que al final, en algún momento, descubre que es importante, y con su sobrina Sotera. A mí me encantó la representación de ese personaje, porque de alguna forma muestra cómo es la vida de muchas personas que van a Estados Unidos y regresan, y como las que todavía no han ido, tienen esta añoranza de cruzar a una vida mejor.

F: La Raya habla de la migración, pero desde un punto diferente, algo así como realismo mágico, en otros países dirían que es ciencia ficción, ¿cómo fue para ti hacerla?

JS: El elemento del refrigerador me voló la cabeza, sentí que era algo sumamente refrescante a estas historias que se cuentan desde el interior, que ya asumimos un poco como espectadores, qué podríamos esperar. Creo que es increíble lo que Yolanda Cruz creó, y como le dieron un poco la vuelta, le dieron una frescura a este elemento que hace que nos conectemos con esta metáfora de lo que vemos reflejado ahí. En el refrigerador podemos ver nuestros deseos, a otras personas, y además también siendo un refrigerador, un refrigerador que encierra, permanece, tiene concentrada la comida para conservarla, por así decirlo, es un aparato frío, cuadrado, brillante, y todo lo que pueda simbolizar.

F: Tiene mucho de simbología, de conservar las raíces, de conservar los recuerdos de la familia. Incluso hay una escena en donde uno de los habitantes lo tapa con un cobertor. Me pareció interesante el pensar que a lo mejor también tapamos muchas cosas de la gente que vive en otro país y que manda remesas, ¿cómo lo sintieron ustedes durante el rodaje mientras la hacían?, y cuéntanos ¿a dónde se fueron a hacerla?

JS: Fue toda una aventura grabar a La Raya, las locaciones fueron en el pueblo de la directora Yolanda Cruz, Cieneguilla, que está a tres horas de Puerto Escondido, así que para llegar es pasar carretera, curvas, y cuando llegas, obviamente, ves todas estas montañas hermosas, increíbles, un cielo azul, un aire que no está tan sucio como acá en la ciudad. Realmente fuimos a vivir ahí, yo tuve la oportunidad de estar cinco semanas, pero no era como en la CDMX, que tenemos nuestro camper y demás, sino que vivíamos en la comunidad, habitábamos las casas, y comíamos la comida. Hay muchas particulares de Cieneguilla, que es La Raya, si se va la señal, se va para todos, si se va la luz, para todos, hubo un par de días que se fue en pleno rodaje.

F: La Raya es una película que también habla de las raíces, de la familia, ¿tú cómo la viviste en ese ámbito?

JS: A mí me ayudó muchísimo a reconectar con mis propias raíces. Yo me considero Oaxarrerense, aunque nací en Guerrero, mi familia paterna es de Tehuantepec, así que para mí fue un gozo, como volver a ser un niño, sólo que ahora grabando una película, en ese pueblo al que voy todas las navidades. Fue una experiencia increíble y estoy muy contento de que la gente tenga la oportunidad de verla.

F: En la cinta hablan español, pero también inglés y la lengua originaria, ¿fue difícil de crear este ambiente tan políglota?

JS: Sí, el chatino es este súper complicado, tiene una forma muy particular en donde uno tiene que poner la lengua de cierta forma, y tienes que usar la nariz y si no pones la lengua en cierto lugar ya estás diciendo otra cosa. Yo estudié varias palabras y frases, y de repente decía pues barbaridades que no tenían nada que ver con lo que realmente quería decir. A mí me encanta cómo se unen todas esas culturas, incluso cómo el inglés llega ahí a ser parte de la comunidad, y cómo el español puede ser como un enlace entre estas dos lenguas. Fue toda una aventura, la verdad. Es importante recalcar que en México tenemos más de 60 lenguas originarias, y hay una mínima variedad de ellas en el cine.

La Raya, de la directora Yolanda Cruz
La Raya, de la directora Yolanda Cruz

F: También otra cosa que me gustó mucho fue estos escenarios tan rústicos, las casitas tan bonitas como de palito, todo muy estructurado, mezclado con un refrigerador super moderno.

JS: Pues yo creo que están más conectados de lo que nosotros podríamos suponer, lo que a mí, en lo personal, sí me impresiona, es que son un pueblo súper limpio. Yo ya estoy tan acostumbrado a vivir en ciudades más pequeñas pero, Cieneguilla, La Raya, tiene un cuidado especial, parece un set de películas.

F: Me gustaría que, desde tu ronco pecho, le cuentes a la gente por qué deben ir a ver La Raya, y de qué se trata.

JS: La Raya es un pueblo donde Sotera, una niña, un día encuentra un refrigerador de la nada junto a su amigo Eric. A partir de eso se van revelando los deseos de los habitantes. Conocemos sus historias y lo que tienen en relación con el otro lado, por eso La Raya, que significa ese borde, límite.

F: También me gustaría que nos contaras de otro proyecto que tienes en puerta. Bueno, El Sobreviviente, ¿qué vamos a ver en este documental ficcionado?

El Sobreviviente Elizalde es una docuficción que se cuenta desde el lado de Tano, el primo de Valentín. Habla de la recreación de ese momento, en noviembre cuando perdimos al Gallo de Oro, y todo lo que pasó alrededor, testimonios de varias personas, incluso su familia. En esa película yo interpreto al manager de Valentín que era muy amigo de ellos, y que estuvo en el atentado.

F: Tú conocías de Valentín Elizalde, ¿o llegó a tu vida en este proyecto?

JS: Tenía referencia de Valentín, sabía que era como nuestra Selena Quintanilla, si puedo hacer un paralelismo, también que era un Don Juan y que tenía muchísimo éxito; sabía que había una controversia sobre lo que había pasado en el momento de su muerte, y que se había muchos intereses, pero que no estaba esclarecido del todo. Ahora con la historia de Tano creo que me he podido dar más cuenta de todas esas especulaciones y chismes, de lo que realmente sucedió. Él fue el único que estuvo ahí y creo que es importante escuchar su versión, porque incluso en la película se somete a un detector, entonces sabemos que lo que está diciendo es cierto.

F: Sabes que siento, que también es algo muy tradicional en México, como hemos perdido a muchos artistas jóvenes, siempre hay ese rastro de chismito, siempre hay alguien que jura que el artista en vida tenía relaciones con tal o cual grupo, como dicen revictivizando a la víctima.

JS: Es algo natural, ¿no? Buscamos con quién empatizar, con quién conectar, con quién vernos reflejados, y hasta cierto punto creo que podemos vivir o resolvernos mediante los problemas del otro. A lo mejor ya estoy dando como muchas vueltas filosóficas, pero estaría interesante que el público nos preguntáramos, ¿por qué me agrada este artista, por qué este me cae gordo? ¿Qué hay de mí en él?, ¿qué hay de las cosas que no me gustan?, y que a lo mejor lo tendrían que trabajar. Hoy en día la información es rápida, todo pasa en un instante, ya no mantenemos la atención más de 30 segundos, entonces, creo que esta necesidad de conectar con el otro, con la celeridad, de sentirnos parte dé, hace que se cree todo este mundo de rumores.

La Raya, película que ha recibido el estímulo ECAMC, participa en la sección Largometraje mexicano del 22° Festival Internacional de Cine de Morelia.

Leave a comment