Ser actor en ocasiones es un ir y venir a las artes, y esto fue lo que le ocurrió a Alan Curtis
Especializado en Diseño Gráfico, Alan Curtis, llegó al CCC para formarse, luego de darse cuenta que su gran pasión era ser actor, y por eso, ha continuado por CasAzul y otras escuelas.
Luego de haber pasado por varios Festivales de Cine Internacionales, como el FICM o el de Palm Springs con Cruz, lo vemos en Mujeres del Alba, un proyecto que está esperando un hogar en streaming.
Para platicarnos de él, me conecto vía zoom con el histrión, quien me cuenta lo diferente que es trabajar para una directora que para un director, y la belleza detrás de la mirada femenina.

Filmatronik: ¿Qué tan hermoso es vivir de lo que amas, que es la actuación?
Alan Curtis: Implica muchos sacrificios, pero también son muchas bendiciones. El poder dar voz a estos personajes que muchas veces tú no los buscas, sino ellos te eligen a ti. Creo que parte de esta necesidad de poder ser portavoz de alguien que tal vez no la tiene. Me gusta pensar en estos mundos en los que puedes, digamos, explorar e invitar a la gente a a reflexionar, a cuestionarse muchas cosas.
F: ¿Quién fue la primer persona que se dio cuenta de lo que tú tal vez ya te habías dado cuenta?
AC: Si te soy sincero nunca les había dicho a mis papás que estaba estudiando actuación. Fue hasta Control Z, que les tuve que decir que era actor. Antes de Control Z me había ido a grabar un corto llamado Cruz dirigido por Andrea Rosales y ese ese cortometraje se fue a festivales, pero yo contenía la emoción, nunca le dije a nadie. No sé, tal vez era una idea muy errónea, pero pensaba que las personas iban a hablar desde la ignorancia y prefería mantenerlo para mí. Eso sí, siempre pugné por las artes. Es algo que me ha llamado desde pequeño. Creo que mi primer acercamiento a las artes fue el cine de animación, desde pequeño lo consumía y fue lo primero que dio pauta a quererme dedicar a a las artes. Me acuerdo que quería, de hecho aún sigo teniendo ese anhelo, de querer hacer animación. Leyendo me encontré una frase de Pixar que decía, “animar es actuar”, entonces decía, “claro, si no sé actuar, no puedo animar”, y así empecé. Escuché esta voz interna y este impulso de querer abrirme el paso, de saber si realmente iba por el camino correcto.
F: Y ahora estás con Mujeres del Alba, ¿cómo creaste este personaje?
AC: Yo había hecho casting para otro personaje y cuando me llegó el mensaje que me había quedado como uno de los soldados, automáticamente empecé a buscar en mis notas que tomaba en el Servicio Militar, porque siempre nos pedían que llevábamos un cuaderno, busqué todo el adiestramiento. Empecé como a enmarcar como los los distintos tipos de nudos que se hacían en la Marina. Al principio pues nada que ver, pero fui viendo qué me servía para el personaje. Entonces, de ahí de ahí agarré mucha inspiración para crearlo, y ya en el set, Jimena Montemayor fue quien lo perfeccionó y lo amoldó, me dijo por dónde sí, por dónde no. Al final, creo que es un trabajo en equipo en el que realmente no me llevo yo el crédito, sino Jimena.
F: ¿Es diferente trabajar con un realizador que con una realizadora?
AC: Sí. bastante. Es distinto a la forma de dirigir de un hombre. Me ha tocado trabajar con Andrea Rosales, que fue directora de Cruz, y me tocó trabajar para un proyecto con otra directora, y justamente también era un equipo integrado por mujeres. También, desde que empecé a estudiar cine y actuación, la mayoría fueron maestras. Su forma de trabajar, no sé si sea intencionalmente, pero creo que es más artesanal, muy dedicada, te llevan de la mano, ¿sabes? Es muy es un proceso muy enriquecedor.
F: Cuéntanos un poco de Mujeres del Alba.
AC: Es una historia basada en los en los libros de Carlos Montemayor, el padre de Jimena Montemayor. Es una película necesaria de contar en nuestro país. Creo que el que no sabe su historia está condenado a repetirla. Esta película es aborda desde el amor y desde el hecho de que la guerra no solamente se combate con armas. Es esta otra cara de la historia en la que muchas veces no se habla de las mujeres que hay detrás, y que están también en la lucha.